descargar 220.41 Kb.
|
La autonomía y el poderío de las mujeres. Bloque segundo del libro de M. LagardePor María José Rosillo En este segundo bloque, la autora se centra en el concepto de “sujeto” y cuando esta identidad se asume permite la construcción de nuestra autonomía, de la que hablo en la primera parte de su trabajo. Este “ser” y “sentirse” sujetos de la propia historia y protagonistas de ésta, es lo que determina el cómo la vivamos realmente y si somos capaces de despojarnos y renunciar a todo aquello que nos atrasa en nuestro itinerario de construcción de nuestro “ser”. Para llevar a cabo una nueva definición de nosotras mismas, lo que la autora menciona como “re-definirse”, es asumir que hemos de empezar de nuevo a construirnos, al margen de los esquemas patriarcales que muchas de nosotras, aún tenemos demasiado interiorizados. Este proceso de “deconstrucción” de nuestro yo-sujetos, requiere la re-definición también de otros conceptos que van aparejados a él, como son:
Me satisface ese concepto del que habla la autora, y que tan familiar me está resultando también en los estudios, de teología feminista, y me refiero al concepto de “reconstrucción”, que lleva aparejado un poderoso componente crítico a partir del cual poner en tela de juicio el sistema en el que vamos a apoyarnos para definirnos como sujetos nuevos. Es preciso pues, desmontar el orden previo para desarrollar el nuevo – dice la autora. En esta segunda parte, la autora va a ser muy clara y directa con los conceptos de poder y de representación de las mujeres, y cómo éstos adquieren peso fundamental en el proceso de desarrollo y consolidación de nuestros derechos de autonomía e independencia. ¿qué significará para las mujeres tener poder real? ¿qué supone para las mujeres ser representativas/tener representación? Sin duda, empezamos a movernos ya en terrenos pantanosos e inestables, ya que hablamos de estar en verdaderos lugares en los que se tomen decisiones vitales de índole económico, social, político, y que afectan a hombres y por supuesto a mujeres. “Dar legitimidad al ser de las otras”- reproduciendo la frase de Celia Amorós, o como dice Mary Daly “construir la sororidad entre las mujeres”. ¿Reconocemos el poder que otras mujeres puedan tener? ¿Reconocemos las diferencias entre “autoridad” y autoritarismo”? Quizás sería positivo que en los grupos de mujeres podamos reflexionar sobre ello, y extraer conclusiones en común. Me gusta la frase de la autora que dice que “la autoridad es la capacidad de mando para convocar”. Me quedo con este lema para mis talleres de formación de líderes. El principio de autoridad se fundamenta entre otros factores en un concepto que me gustaría destacar: “affidarse” entendido como “confianza en la otra”. 5 Comentarios Nancy Olaya Monsalve: Querida María José, muy oportunas tus palabras, sobre todo aquellas que tienen que ver con esa postura poco habitual entre nosotras: "El reconocimiento sincero de la AUTORIDAD de las otras mujeres". Y es que lo más frecuente es adoptar actitudes de desconfianza y descalificación entre nosotras. Que rico que en nuestro cotidiano ofrezcamos a las demás mujeres el reconocimiento de su autoridad y su saber en forma de escucha, respeto, admiración y apoyo... Erradiquemos en nosotras y en los espacios en los que tengamos alguna influencia, toda actitud de desvalorización y silenciamiento de la ciencia, la palabra, el poder, la autoridad de cada una de las mujeres con las que compartimos. Un abrazo. Teresa del Pilar: Gracias María José. Comparto contigo lo que dices sobre lo que implica la “deconstrucción” de nuestro yo. En definitiva, es una visión positiva y esperanzadora de la mujer, creer que somos capaces de ir cambiando hacia un empoderamiento y una sana autonomía. Para ello es fundamental el cultivo de la sororidad en confianza, en otras palabras, el affidarse. Nancy Olaya Monsalve: Teresa, también me está interesando mucho comprender a fondo el método deconstructivo... muchas veces lo que hacemos es una colcha de retazos, es decir, yuxtaponemos los nuevos sentidos a los viejos y por ello no logramos desmontar el sistema. Si tienes bibliografía sobre esta herramienta, nos la puedes compartir. Un abrazo. Teresa del Pilar: Hola Nancy! Te cuento que no resulta muy fácil explicar lo que es la deconstrucción en términos simples. Por un lado, no se trata de un método que se pueda aplicar mediante una serie de pasos a seguir, más bien se puede observar como una postura. Por otro lado, la deconstrucción no es sinónimo de destrucción. Cuando se habla de deconstruir un texto, por ejemplo, nos referimos a interrogar los supuestos que lo conforman para dar una nueva perspectiva. Lo que propone Derrida (filósofo francés contemporáneo) en sus libros es una lectura minuciosa de textos literarios o filosóficos para llevarlos al extremo de darles una significación diferente de lo que parecían estar diciéndonos. Éste publicó tres libros La voz y el fenómeno (1973), De la gramatología (1977), y La escritura y la diferencia (1978), que introdujeron el enfoque deconstructivo en la lectura de textos. Cualquiera de los tres textos nos acerca al significado profundo de lo que significa deconstrucción. Pero no es muy fácil abordarlos. Por ahora no tengo en mente ningún autor secundario que pueda acercarnos con mayor sencillez a su obra. Pero, sin duda alguna, es un interesante desafío investigar y profundizar en la temática. Claudia Guzmán: Interviene en todo este proceso deconstructivo un ejercicio hermenéutico a partir del desarrollo de nuevos significados que sólo pueden ser construidos colectivamente como en estos espacios en los que se clarifican posibilidades, opciones, posturas. Gracias |