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“Diálogos con el pasado: transformaciones de la entrevista en la historia oral”1 Mayra Rosario Urrutia Introducción: Érase una vez, en un tiempo designado como la Antigüedad, en que autores de obras clásicas como los griegos Heródoto (conocido como el padre de la historia), Polibio, y el ateniense Tucídides incorporaban cómodamente en la construcción de sus relatos fuentes escritas así como los testimonios orales “de los actores o los testigos de ciertos hechos o eventos sociales que despertaron interés, siempre bajo un espíritu crítico.”2 En estas sociedades, la mayoría de la población era iletrada por lo que la cultura oral constituía “el eje de la producción y transmisión de conocimientos”3, representando el aspecto más importante de la investigación histórica. Heródoto proponía que se debía mencionar, más no creer todo lo que se dijo.4 Tucídides coincidía al señalar que, No fue un trabajo fácil, porque ocurría que en cada caso los testigos de un mismo acontecimiento ofrecían relatos discordantes, que variaban ya sea de acuerdo con las simpatías que sentían por uno u otro bando, ya sea según sus memorias.5 Dicha tradición de los llamados “precursores de la historia oral”, continuó prácticamente inalterada durante la Edad Media y el Renacimiento, salvo por algunos cuestionamientos que se hicieron en el siglo XVIII. Por ejemplo, Jorge Aceves Lozano señala que en el siglo XVI, el cronista Fray Bernardino de Shagún, incorporó testimonios de indios ancianos de la Nueva España en su Historia General. En el llamado Siglo de las Luces o Ilustración, Voltaire y Michelet, recurrieron a los testimonios orales para recuperar, reforzar, ensanchar y conocer mejor acontecimientos del pasado. 6 Mas la visión hacia la recolección de testimonios cambiaría su rumbo desde comienzo del siglo XIX con la profesionalización de la disciplina de la historia. La historia construida desde sus orígenes como una fuente literaria transitaría hacia las rigurosidades de la ciencia. La llamada decimonónica al “análisis objetivo” de los documentos escritos suponía una inequívoca causalidad entre método y verdad. Era que la historia se singularizaba bajo el amparo de un método “correcto”, a la luz del cual se recopilaban y analizaban las fuentes y se construía el sólido “edificio” que la albergaba.7 Un sólo método, que procuraba una explicación coherente y verdadera. Los archivos y las bibliotecas serían los repositorios de estos documentos que sustentaban historias políticas, militares e internacionales como la orden del día. A finales del siglo XIX, Langlois y Seignobos, los franceses representantes de la nueva ciencia histórica, condenaban en su Introducción a los estudios históricos la historia oral por la “…deformación en la memoria del propio observador, mezclándose con otras impresiones”.8 A principios del siglo XX cuando la corriente hegemónica de historiadores reforzaba el estatus de la disciplina como una ciencia, ni más, ni menos, la historia oral fue relegada y despreciada por sus inexactitudes y poca fiabilidad, especialmente por los historiadores de las sociedades industriales modernas y alfabetizadas.9 A primera instancia, puede parecer que un siglo después, y luego de todas las significativas transformaciones y cuestionamientos epistemológicos que ha sufrido la disciplina de la historia durante el siglo XX, el auge de la metáfora del “edificio” y su implicación haya quedado en desuso. Si bien no creo que exista un nutrido ejército de historiadores que aún respalde los rígidos preceptos de principios de los siglos XIX y XX, tampoco nos hemos librado del todo de la poderosa, cómoda y poco conflictiva racionalidad del “edificio” de la ciencia. No sería hasta la época posterior a la Segunda Guerra Mundial, que la historia oral retornaría y despegaría sistemáticamente en el ámbito de la academia. Los recuerdos y las traumáticas experiencias de guerra de los testigos comenzaban a plasmarse mediante las entrevistas. Este regreso, aunque no está del todo exento de cuestionamientos y limitaciones, nos presenta una serie de posibilidades que asumidas críticamente contribuyen al fortalecimiento de la producción histórica. Mi propósito es exponer a grandes rasgos las transformaciones del problemático trayecto del regreso de la entrevista y la historia oral como parte integral del proceso de producción histórica así como de sus posibles rutas de exploración. Cabe señalar que las periodizaciones y reflexiones que expongo en torno a la historia oral son unas de carácter Occidental, no pretenden ser universales, y representan un verdadero reto para sus practicantes. Entrevistas La entrevista se define como una técnica fundamental de la investigación oral utilizada por sociólogos, psicólogos, historiadores y otros académicos. Su propósito principal es “conservar y transmitir historias”.10 El relato que se recoge mediante la técnica de la entrevista es uno, que por razones diversas ha dejado poca o ninguna huella escrita a la cual referirse. Además, en los relatos se incorpora como parte de su experiencia el conocimiento de segunda mano del evento que tenga el informante que provenga de otras fuentes o testigos. Este recurso se ha difundido en la actualidad entre personas fuera del ámbito académico. Su popularidad entre los estudiantes de las escuelas estadounidenses se ha propuesto pedagógicamente como una vía pare recuperar las historias de sus familias y comunidades en vías de promover sentidos de compromiso e identidad. The Whole World Was Watching: an oral history of 1968, consiste de un proyecto conjunto entre estudiantes de segundo año de South Kingstown High School y Brown University's Scholarly Technology Group al acceso de todos nosotros a través de una página de internet. 11 En esta página se pueden consultar una serie de transcripciones, audios, historias y entrevistas llevadas a cabo en la primavera de 1998 por los estudiantes sobre los recuerdos que tenían los residentes de Rhode Island sobre eventos del 1968. Entre ellos figuran, la Guerra de Vietnam, la lucha por los derechos civiles, los asesinatos de Martin Luther King y Robert Kennedy y otros testimonios sobre esos llamados años tumultuosos en la historia de Estados Unidos. En Puerto Rico, tenemos programas como la Voz del Centro, cuyas entrevistas quedan grabadas, se pueden escuchar a través de la Internet o leer su transcripción a través de los libros que las recopilan. 12 La visión tradicional En su acepción tradicional, durante el renacimiento del uso de la entrevistas tras la Segunda Guerra Mundial, fueron el propósito, los métodos y objetivos que fija el entrevistador los que moldean y dirigen las preguntas que se le someten al entrevistado. Estas preguntas se dirigen a conocer eventos del pasado a través de la experiencia directa de actores sociales, en un contexto social determinado y en un momento específico de la vida del entrevistador y del entrevistado en donde inciden las limitaciones de la memoria, los intereses en el proyecto y la relación que se establece entre ambos. 13 Los entrevistadores, quienes se guían por unas reglas que aparecen en los múltiples manuales para guiar una entrevista, se han considerado instrumentos claves en este proceso de conocer el pasado. Como establece Paul Thompson, uno de los precursores de la Historia oral contemporánea. La forma de la entrevista típica era semiestructurada, y se le mantenía pragmáticamente entre un cuestionario rígido y un testimonio espontáneo que dependía, de modo más o menos firme, de la naturaleza de ese problema histórico. 14 Se puede concluir que esta etapa tradicional, marcó el renacimiento de la memoria como recurso para la investigación histórica. Además, marcó el inicio de proyectos conjuntos de archivos orales que sirvieran de recurso para los investigadores y el uso de la grabadora de carrete como registro técnico de la oralidad. Algunos de estos proyectos fueron:
Aunque se alude a que los entrevistados en su mayoría fueron personas asociadas con las esferas de poder, en países como Italia e Inglaterra, la investigación oral se utilizó por sociólogos y antropólogos como una forma de reconstruir las culturas populares. Esta incipiente tendencia sería la que caracterizaría la segunda etapa de finales de los 1970 conocida como activismo. El activismo Las críticas de los positivistas a las limitaciones y falta de fiabilidad de la memoria (a causa del deterioro físico, la nostalgia, el prejuicio del entrevistador y del entrevistado y la influencia de versiones colectivas sobre el pasado) sostenían que el testimonio oral llevaría a la reproducción de mitos en lugar de a historias fiables. Asimismo, las críticas de historiadores socialistas, como Luisa Passerini, cuestionaron el supuesto radicalismo de la historia oral alegando que los testimonios de “los de abajo” lejos de hablar por sí solos, están influenciados por las ideologías de los sectores dominantes y requieren un acercamiento crítico.15 Sin embargo, en lugar de que estas críticas a la memoria socavaran el impulso de la entrevista y la historia oral, se transformarían en aspectos positivos argumentando que su poca fiabilidad y subjetividad eran a la vez fortalezas que conducían hacia otras pistas. Si bien es cierto que la memoria es un término complejo que describe, como establece Anne Green, “tanto los procesos biológicos como las expresiones escritas y verbales del pasado que se recuerda”, los historiadores se dirigen más bien a la investigación de la expresión y de la representación por personas y colectividades de los recuerdos del pasado”.16 Se acepta que recordar, entonces, es un proceso de construcción del pasado, tanto activo, como selectivo, frágil y sujeto a distorsiones. Se establece que es en la interpretación de los silencios, las discrepancias y las idiosincrasias de los testimonios personales orales que afloran las influencias de la cultura pública y de la ideología. La interpretación de los recuerdos ocasiona que se diversifiquen los acercamientos interdisciplinarios para interpretar el producto testimonial en las entrevistas. Además, historiadores orales reconocerían la vulnerabilidad de las fuentes escritas así como la vulnerabilidad de las fuentes orales. Mediante métodos rigurosos para llevar a cabo las entrevistas se establecía que las fuentes orales contribuyen a corregir otras perspectivas, de la misma forma que las otras perspectivas escritas las corrigen a ellas.17 El activismo se centró en dar voz a los marginados. Entendiéndose como aquéllos que por razones de género, preferencia sexual, clase, nacionalidad, edad, ser víctimas de desastres, violencias masivas u otras particularidades sociales habían sido relegados como protagonistas históricos. Su voz, aunque fuera de los sectores profesionales o de las elites, no había quedado fija e impresa en los documentos escritos. Entre las historias orales que han cumplido con este cometido se encuentran las de supervivientes del Holocausto, de enfermedades crónicas, de la violencia colectiva, veteranos de guerra y otros. Bajo esta etapa cambia el foco de análisis de las preguntes en la entrevista. En lugar del entrevistador, ahora será el entrevistado, su propósito y métodos el foco de atención. Este enfoque nos obliga a repensar el papel de la entrevista como forma de conocer acerca del pasado, específicamente en cuanto al recuerdo que el entrevistado tiene del mismo. Nos obliga a recordar que el entrevistado no es materia dócil y transparente. Que aunque hay que llevarlo por los caminos de lo que se quiere conocer, no se pueden desaprovechar las instancias de sus desvíos, olvidos, supresiones, apuntes que nos conducen a otros saberes, otros contextos, otros problemas y formas de ver los acontecimientos. Algunas de las preguntas que guían el desarrollo del análisis posterior a la recopilación son las siguientes. ¿Cómo el entrevistado hace sentido de su pasado?, ¿Cómo conecta su experiencia personal con su contexto social?, ¿Cómo el pasado se incorpora al presente?, ¿Cómo las personas interpretan su vida y el mundo a su alrededor?, ¿Cómo los testimonios orales pueden democratizar historias relegadas por los relatos dominantes? Un ejemplo lo podemos ver en trabajos relacionados con entrevistas a los pacientes de VIH-SIDA. Wendy Rickard en su ensayo, HIV and AIDS Testimonies in the 1990,18 expone una serie de aciertos sobre el valor documental del uso de la entrevista en la construcción de historias relacionadas con el impacto personal y social del virus del VIH Sida en Inglaterra desde que se informó el primer caso en 1982. Entre ellos, detalla que:
El constructivismo En la tercera etapa, conocida como el constructivismo, la entrevista, se considera una colaboración entre el entrevistador y el entrevistado sobre una experiencia de construcción de significados sobre un tema particular. Este enfoque, que cobra auge a finales de los 1980, fija el interés en el diálogo entre ambos cuyo producto permanecerá sujeto a la crítica del lector y a la reinterpretación del contenido. Al analizar el producto, se aborda cómo las relaciones entre el entrevistador y el entrevistado se afectan mutuamente, cómo se genera el conocimiento, cómo se formula el proceso y el producto interpretativo. Reconociendo esta acción mutua, el entrevistador, entonces, podría preguntarse y contestarse críticamente, ¿Qué siento hacia el narrador?, ¿Qué similitudes y diferencias entre ambos inciden en este proceso?, ¿Cómo mi ideología afecta este proceso?, ¿Con qué grupo externo a este proceso me identifico?, ¿Por qué estoy participando en este proceso? Al escoger los tópicos y las preguntas, ¿qué alternativas se me presentan y por qué escojo unas y no otras?, ¿Cómo me siento en torno a este proceso, cómo mis reacciones inciden en esta investigación? Esta definición comprende una reflexión de lo que es la producción de la historia como una en constante movimiento, inacabada y llena de sorpresas abiertas a nuevos rumbos como en el siguiente caso. Veremos no tan solo las posibilidades de las entrevistas en ese diálogo con el pasado, sino la importancia de esa recuperación de la memoria individual y colectiva. El caso de Camella Teoli David Cohen en su libro The Combing of History, recoge un interesante episodio para reflexionar sobre las complejidades de la producción de la historia.19 A la vez lo retomo incorporando otras fuentes y corrigiendo algunas inexactitudes de su escrito con el propósito de adelantar una reflexión sobre la incorporación del producto de la entrevista en las narraciones históricas. Entre estas complejidades, aborda el problema de la supresión de la memoria, del despertar de la misma, así como la lucha por el control de sectores hegemónicos sobre la producción de la investigación. En marzo de 1912, una niña de 14 años llamada Camella Teoli, testificó en unas vistas congresionales sobre su trabajo en la fábrica de textiles ubicada en Lawrence, Massachussetts. Helen Taft, la esposa del entonces Presidente William Taft, presenció el conmovedor relato de brutalidad institucional que quedó plasmado en dichas vistas. Durante el transcurso del interrogatorio, Teoli relató cómo un año antes en la fábrica de Washington Mills había perdido parte de su cuero cabelludo cuando su cabellera se enredó en la maquinaria de un molino. Esta delicada condición la recluyó siete meses en un hospital cuyos costos fueron sufragados por la fábrica de textiles. A continuación un extracto de la entrevista congresional. Lawrence, 191220 Miss Teoli: I got hurt in Washington. Chairman: In the Washington Mill? Miss Teoli: Yes, sir. Chairman: What part of your head? Miss Teoli: My head. Chairman: Well, how were you hurt? Miss Teoli: The machine pulled the scalp off. Chairman: The machine pulled your scalp off? Miss Teoli: Yes, sir. Chairman: How long ago was that? Miss Teoli: A year ago, or about a year ago. Chairman: Were you in the hospital after that? Miss Teoli: I was in the hospital seven months. Chairman: Seven months? Miss Teoli: Yes. Al trasladarse a Lawrence en 1912 tomó lugar una impresionante huelga de alrededor de 30,000 trabajadores que obligó al cierra de dicha fábrica. A su tierna edad, Camella fue una de las huelguistas que se unió al reclamo de mejores salarios y menos horas de trabajo. Mr. HARDWICK. Are you one of the strikers? Miss Teoli: Yes, sir. Mr. HARDWICK. Did you agree to the strike before it was ordered; did they ask you anything about striking before you quit? Miss Teoli: No. Mr. HARDWICK. But you joined them after they quit? Miss Teoli: Yes. Mr. HARDWICK. Why did you do that? Miss Teoli: Because I didn't get enough to eat at home. Mr. HARDWICK. You did not get enough to eat at home? Miss Teoli: No. En esa coyuntura, su padre fue encarcelado por consentir en el reclutamiento infantil. Debido a la presencia de la esposa del Presidente, el caso de Teoli fue reseñado en la prensa de Lawrence. Pero ahí no acaba la historia. Si nos preguntamos cuál es la importancia de ese testimonio oral que quedó plasmado en las Actas Congresionales, podríamos asegurar que el testimonio de Camella revela las condiciones inhumanas del trabajo infantil, el estado insolubre y peligroso de las fábricas, las prioridades familiares de sobrevivir a través de la miseria de la paga sacando a la hija de la escuela a la que asistía. Lo que me interesa sobre todas esas consideraciones, ha sido que Camella y la huelga de 1912, conocida como Bread and Roses, así como los miles de niños que trabajaban en esas condiciones, quedaron sepultados en el olvido. Resulta interesante que la memoria colectiva de Lawrence los borró. Era como si el evento se hubiese desvanecido. Pero ¿por qué? Con el paso del tiempo ocurrió un interesante suceso en donde se entrecuzaron, las complejidades de la memoria, el olvido, la represión del recuerdo y la puesta en escena del recuerdo de Camella en el pueblo de Lawrence en 1976. La huelga también se develaría colectivamente. Todo fue a causa de un periodista newyorkino llamado Paul Cowan que investigaba en el área de Lawrence las políticas electorales. En el 1976, comenzó reseñando los eventos de la huelga de la fábrica de textiles en Lawrence cuando se enfrentó a la lectura del testimonio oral de la niña. Averiguó que sus hijos aún vivían en el pueblo. Al dar con la hija de Teolli, Josephine Catalano, concertó con ella una entrevista. Su sorpresa consistió en que no sabía sobre el contenido de la vista congresional ni sobre la participación en la huelga de su madre. Aunque, había oído a su abuela mencionar algo sobre un viaje a Washington. Cowan, mediante la entrevista, descubre que Catalano peinaba a su madre y se ocupaba, según sus instrucciones, de esconderle bajo el pelo la impresionante cicatriz de unas seis pulgadas. Esos momentos eran parte de un compartir de la intimidad de ambas, pero los recuerdos de la madre fueron suprimidos. Aunque la marca de su historia era visible, imperaba un silencio que iba más allá del olvido. El mismo radicaba en la supresión de sus recuerdos. Sesenta y cinco años después de los incidentes, la hija comenzaba a conocer la historia detrás de la cicatriz y a través de Cowan. En 1980 Cowan escribió otro artículo referente a cómo se iba recuperando en el pueblo la memoria colectiva de la huelga y de los sucesos que imperaban en la fábrica de textiles. Ese mismo año, un historiador llevó el caso a través del artículo de Cowan a un congreso académico. Allí se discutió la historia “de esas dos mujeres como una historia de los mecanismos represivos que destruyen la memoria histórica”. Pero eso no fue todo. En el pueblo, Camella salió del anonimato y hasta la lectura de los extractos de las vistas orales, eran parte de la conmemoración anual de la huelga de Bread and Roses. Su nombre quedó plasmado en la historia de esa ciudad. Un teatro, y un paseo llevan el nombre de la niña olvidada. El trabajo de Cowan no fue fácil, enfrentar la supresión de la memoria merecía una explicación. ¿Por qué callar? Parte de las explicaciones radican en el miedo de los participantes a las asociaciones con el movimiento obrero así como el temor a represalias hacia ellos y sus familias. Incluso, uno de los entrevistados creía que Cowan era un agente del FBI por lo que prefirió permanecer callado. Mas como suele ocurrir, cuando se empieza a hablar y a medida que se iba reivindicando la lucha de los obreros de Lawrence, otros continuaron ofreciendo testimonios orales sobre el pasado de la huelga ubicándose en el centro de los relatos. Es por eso, que la metáfora de PEINAR LA HISTORIA sugiere, las complejidades de su producción, las consecuencias de la supresión y del olvido, la lucha por olvidar y permanecer callado frente a la necesidad de hablar y recordar. Como establece la célebre frase del novelista checo Milan Kundera, “la lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido”. La revolución digital A finales de los 1990 y comienzos del año 2000 otra etapa de la entrevista y la historia oral se denominará como la revolución digital. Se estima que sus resultados son impredecibles e inciertos en cuanto a cómo se afecte el rumbo de las entrevistas como parte fundamental de la historia oral.21 Es un hecho que las nuevas generaciones de historiadores orales cada vez están más receptivas a las tecnologías visuales y de sonido. Estamos en una época en que los documentos cobran otras identidades, así como los archivos. Mediante teléfonos celulares, cámaras de videos, correos electrónicos, la internet, You Tube, Facebook, etc., se documentan diariamente, entrevistas, asesinatos, manifestaciones, el nacimiento de una nueva estrella de la canción como Susan Boyle y otros eventos cotidianos. Se estima que estas nuevas tecnologías digitales podrán encaminar la oralidad hacia un centro aural acompañado de imágenes.22 Hemos sido testigos de cómo la historia del siglo XX se ha difundido por la televisión mediante videos que incorporan entrevistas como fuentes. Las transcripciones orales, se difunden con cierta democracia en CD ROMS y en las páginas de la Red dedicadas a la historia oral.23 Uno de los grandes retos consiste en explorar cómo estas nuevas tecnologías impactan las formas de recordar y narrar las vidas, las formas en que concebimos la memoria y nuestras historias personales, las formas en que contamos y recopilamos historias de vida, compartimos y hacemos historias. Los retos del empleo de la entrevista radican en muchos lugares. Explorarlos, como fuente histórica, sería un producto complejo y fascinante basado en la heteroglosia, en un tránsito de diversas voces, complejas, contradictorias, pasivas y rebeldes, como es la vida misma. 1 Este ensayo es una adaptación de una conferencia ofrecida en el Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico auspiciada por el Instituto de Historia de las Ciencias de la Salud. La actividad general fue titulada: Reflexión Histórica: Historia de la cirugía en Puerto Rico a través de la entrevista, 29 de abril de 2009. 2 Véase a Jorge Aceves Lozano, comp., Historia oral, México, Instituto Mora, 1997. Introducción, p. 7. Herodoto, 484 y 425 a. C, (hace un relato de las guerras Médicas), véase Historias, Tucídides, 460 a. C. y circa 396 a. C., véase Historia de la guerra del Peloponeso, Polibio, 203 a. C. y 120 a. C., véase Historia. 3 Aceves Lozano, Ibid. 4Herodoto, Historias, México, UNAM, 1982, VII, p. 152. 5Tucídides, Historia de la Guerra del Peloponeso, Madrid, Editorial Gredos, 1990-1991. Prefacio, I. 6Aceves Lozano, op. cit., p. 8. 7 Anna Green and Kathleen Troup, The Houses of History: A Critical Reader in 20th Century History and Theory, New York, New York University Press, 1999, pp. 3-4. 8 Philippe Joutard, Esas voces que nos llegan del pasado, México, Fondo de Cultura Económica, 1999, p. 50 9 Peter Burke, ed, Formas de hacer historia segunda edición, España, Alianza Editorial, 1999. Véase, Gwyn Prins, “Historia oral”, p. 146. 10Dominique Aron Schnapper y Daniel Hanet, “De Herodoto a la grabadora: Fuentes y archivos orales,” en Aceves Lozano, op cit, p. 63. 13 Esta periodización, la configuro a partir del artículo de Alistair Thomson, “Four Paradigm Transformations in Oral History”, The Oral History Review, Vol. 34, Issue 1, 2007, Sherna Berger Cluck, et als, “Reflections on Oral History in the New Millenium, Roundtable Comments”, The Oral History Review, Vol. 26, Issue 2, 1999 y Harry H. Hiller y Linda Di Luzio, “The Interviewee and the Research Interview, Analyzing a Neglected Dimension in Research”, The Canadian Review of Sociology and Anthropology, Vol. 41, Issue 1, 2004. 14 Paul Thompson, “Historias de vida y análisis del cambio social”, en Aceves Lozano, op. cit, p. 119. 15 En Alistair Thomson, op. cit. 16 Green, op cit., p. 82. 17 Prins, op cit, p. 147. 18 Joanna Borna, Robert Perks, Paul Thompson, Jan Walmsley, eds., Oral History, Health and Welfare, London, Routledge. 2000. p. 248. Questia.com. 19 David William Cohen, The Combing of History, Chicago, The University of Chicago Press, 1994. 21 Véase, Alistair Thomson, op. cit. 22 Véase entrevista al historiador Roger Chartier en You Tube, http://www.youtube.com/watch?v=SMcARl0ASwA 23 Para accesar dos ejemplos de cómo operan estas mezclas digitales pueden consultarse, History Matters, en http://historymatters.gmu.edu/, American Life Histories, Manuscripts from the Federal Writers' Project, 1936-1940, Library of Congress, American Memory, en http://memory.loc.gov/ammem/wpaintro/wpahome.html. Consultados el 31 de enero de 2011. |
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