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Caracas, 15 de abril de 2005 Señores: Ben Amí Fihman. Lic. Carlos Flores. Lic. Armando Coll. Revista Exceso Presente Ref.: Editorial y artículos sobre Esdras Parra Señores: Me dirijo a ustedes por medio de la presente en la oportunidad de expresar mi enorme molestia y disgusto por el contenido del editorial y de los artículos relativos a Esdras Parra en la edición de este mes dela revista Exceso (difundidos también en la red en el sitio www.exceso.net), que considero altamente ofensivos para con la finada, y sobre todo, contra ese resto de sí, que es su obra y su memoria, que habita entre nosotros. Compré la revista pensando que podría encontrar un muy justo, procedente y necesario homenaje a uno de los personajes más fascinantes de nuestra cultura reciente, homenaje éste que, tomando en cuenta la persona homenajeada, tenía que estar basado fundamentalmente en su obra literaria, artística y a favor de la cultura, y ser especialmente respetuoso, púdico, admirativo y enaltecedor respecto a las vicisitudes que tuvo que sufrir en su vida una amiga admirada y querida. ¡Pero no!: ¡Bravo! ¡Ustedes y su equipo de colaboradores han logrado convertir el supuesto homenaje en un muestrario a granel de textos machistas, humillantes, ofensivos y transfóbicos! Considero que el tratamiento gráfico, editorial y periodístico que se hizo, amén de insolente para con la finada y la comunidad transexual en general, se convierte en un ejemplo de lo que debemos reprochar en el quehacer periodístico que se pretenda serio: el más puro amarillismo. Ante su lectura no puedo sino decir que la han agredido de la forma y con la intensidad con la que no se atrevieron a hacerlo en vida. ¡Qué cobardía! Leyéndolo recordaba un comentario que una vez me hiciere Esdras respecto de su condición: "no le pido a nadie que me comprenda, pero no le permito a nadie que me irrespete". Y eso ha sido lo que han hecho después de muerta: irrespetarla. Pienso en el dolor que hubiese sentido Esdras frente a estos textos y estoy segura de que, después de pasado el dolor por el desconsiderado tratamiento, hubiese desplegado toda su mordacidad para desollarlos. En su ausencia, y en virtud de la admiración que le profesé y le profeso, me apropio entonces del deber de hacerlo; pero quizá careciendo de su mordacidad me quede muy por detrás de lo que ella hubiese dicho. Por eso le ruego a Esdras que me dé la claridad suficiente para asumir la dificilísima tarea de tratar de ser su voz en su ausencia. Y para eso me inspiro en sus propias palabras de "Aun no" (2004): Este tiempo cíclope envuelto en rojos acontecimientos ha visto crecer a lo lejos la aspereza del clima sólo mis ventanas se abren sin cesar bajo la sombra de la noche en el fuego irreparable y la llamada de los despojos arremolinada sobre sus cenizas quién protesta, quién se desvía de sus certidumbres quién no ha presentido el fin o lo proyecta contra el mediodía desbrozado ese tiempo sin capitulación sigue su propio camino. Y siento que, siguiendo sus consejos, debo protestar, debo mostrar la "aspereza del clima" y, como ella, desviarme de las certidumbres. Y con ese espíritu comienzo mi protesta: De entrada, ya el fotomontaje que ilustra la primera página del reportaje es vejatorio y amarillista para una persona que, no renegando su pasado, sin embargo no quería hacer de eso un centro de atención. En suma, pretendieron crear una "imagen" que, al no ser la suya, la que creó a fuerza de tesón y ahínco, se convierte en una despreciable caricatura burlesca. ¡Y si de Imagen se trata, ella sí supo crearlas como ninguna! Pero por sobre todas las cosas, mi más enérgico reclamo se centra en el tratamiento repugnante, grosero, desconsiderado e irrespetuoso respecto de Esdras, especialmente en el Editorial, al tratarla de "castrado" y, sobre todo, al utilizar para referirse a ella el género masculino al cual nunca perteneció, independientemente de las apariencias durante más de la mitad de su vida, y que en todo caso había abandonado, en cuanto a esas exteriorizaciones, desde hace casi 30 años. ¡Casi 30 años desde su reasignación física, social y legal! ¡Casi la mitad de su vida! ¡Y ustedes se atreven a tratarla con el género masculino! Aquí sí debo decirlo francamente y con todas las letras: eso es simplemente un insulto imperdonable. ¡Nauseabundo! Sin ánimo de irrespeto a sus personas, y sólo para que ustedes puedan entrever en carne propia la magnitud de la ofensa que se le hizo a Esdras, imagínese que yo los tratase de señoras, licenciadas y dijese que ustedes son unas periodistas y autoras de mayor o menor renombre, y que es ustedes son taciturnas, o extrovertidas o dedicadas a su trabajo, o buenas o malas profesionales, etc ¿Cómo se sentirían ustedes? Sólo piénsenlo por un instante y quizá podrán vislumbrarlo. ¡Ah! ¿Ya? ¿Agredidos, verdad? Pues eso es exactamente lo que han hecho con Esdras: agredirla por lo más bajo de la manera que ella nunca lo consintió en vida. De la lectura de la revista me punza la rabia porque tuve el rarísimo privilegio de haber conocido a Esdras desde su faceta más humana y profunda, y haber podido compartir con ella esos temas que le estaban vedados a casi todos "los otros". Quisiera pensar que no les fue dado a ustedes entender, y ni siquiera vislumbrar el drama personal de Esdras. O que no fueron capaces de percatarse de que su carácter mostraba la más humana de las reacciones ante la constante vil agresión, velada o expresa, en su contra. Pero una respuesta negativa tal vez hablaría peor del contenido de los escritos. ¿Sabían ustedes que esos trazos de carácter aparente, manifestados precisamente por su temperamento "púdico" y en lo que ustedes denominan forma de ser "montuna" o "ácida", no eran otra cosa que una expresión de defensa frente a toda esa gente que se decía "amiga" y que la había confinado al ostracismo en su propia tierra? Ese carácter que, en las contadas pero memorables ocasiones que tuve de compartir con ella, nunca sentí ni remotamente presente. También me espolea la rabia porque, voluntariamente o no, ustedes en su revista han desaprovechado una magnífica oportunidad para educarse acerca de, y para hacer del conocimiento del público -con la delicadeza que merece el asunto por respeto a Esdras- lo que es el Trastorno de Identidad de Género (TIG) (que para su información, el nombre científico del transexualismo o la transexualidad, que tantos morbos despierta en el vulgo ignorante y con el cual jugaron ustedes tan irrespetuosamente) y las dificultades a que se enfrentan las personas que tienen esta condición ultraminoritaria. Pero sobre todo, porque perdieron la oportunidad para restaurar la verdadera dimensión y grandeza de la obra de Esdras y para desmitificar el asunto de su reasignación sexual respecto de ella y el resto de las personas con esa condición, y demostrar -como ella lo supo hacer- que toda persona de valía sabe aceptar su destino, montarse sobre él a pelo, y crecer para situarse más allá de su circunstancia y sus infortunios, para trascender y hacer de esa circunstancia un mero accidente de la existencia. Pues lo cierto es que tener una condición de TIG no es diferente a ser analfabeta, pobre, ciego, sordo, discapacitado, minusválido y, sobre todo, mujer en una sociedad machista como la nuestra. ¿Cuántas personas conocen ustedes que hayan tomado en sus manos realmente su verdadero destino en contra de todo lo que piensen los demás? ¿Qué se hayan atrevido a hacerlo? Ustedes hubiesen podido hacerle un homenaje como el que se le hizo a John Nash en la magnífica película "A brilliant mind", donde se enaltece la fortaleza y capacidad para superar las pruebas que el destino le presenta a todo ser humano, y que, al asumirlas plenamente, le permite descollar más allá de la mediocridad. ¡Pero ustedes y sus colaboradores no hicieron nada de eso! ¿Acaso no entendieron nada? ¿O solamente fue que no tuvieron la sensibilidad necesaria para mirar el ser más allá de la anécdota intrascendente? Tal vez por eso Esdras dijo una vez: "Mi juventud y mi vida se han quedado como a un lado, y no hablo simplemente de un pasado, mientras yo sigo sola con la ilusión de que todo tiene sentido y vivir vale la pena" (Antología crítica de escritoras venezolanas del siglo XX). Y esa soledad fomentada por la intransigencia y la ignorancia, acompañada de una necesidad infinita de amor, desgraciadamente la acompañó durante casi toda su vida. Puede ser que para ustedes eso no tenga importancia. Pero mí sí. Allí están los textos e imágenes irrespetuosos impresos en su revista circulando en la calle y aquí está mi ira ante la ofensa. Sin embargo, la contengo y uso la palabra como a ella le gustó hacerlo: Hay serenidad en tu lenguaje bien dispuesto se atiene a su propio rigor a su destino evocativo en la intimidad natural de la página que abre caminos en la aurora un lugar que se pierde de vista crecido hasta alcanzar el presagio. (Fragmento de: Este sueño secreto, 1995) Ustedes, como personas dedicadas al periodismo desde hace larga data, quizá hubiesen podido darse cuenta de la insolencia en que incurrían si hubiesen efectuado la investigación previa suficiente como para tratar el tema. Pero leyendo los artículos me pregunto ¿Acaso estuvieron ustedes dispuestos a hacerlo? ¿O se plegaron a un facilismo amarillista de línea más al uso del vulgo? Para su conocimiento (y quizás para la acción, si el decoro ético-periodístico llegase a estar por encima de los intereses económicos; léase, para su enmienda en un número futuro) les revelo que Esdras siempre perteneció al género femenino y nunca al masculino. Porque género es la forma en que se percibe inmutablemente una persona a sí misma desde su infancia, independientemente de su sexo y orientación sexual. Género es lo que se tiene entre las sienes y no entre las piernas. He allí la explicación de su retraimiento de infancia y juventud, y de su forma defensiva luego de su reasignación. Sé que puede resultar embrollado y voy a tratar de explicárselo, porque de la lectura de la revista aparece que evidentemente no lo saben. En la mayoría de las personas existe una coincidencia entre el sexo y el género, esto es, hablando ramplonamente, que una mujer físicamente hablando, seguramente se percibe mujer y se sabe mujer; o que un hombre físicamente hablando, se sabe hombre y se percibe hombre. Ese es seguramente su caso. Por cierto, para su mayor ilustración, esto no tiene nada que ver con la orientación sexual: una persona homosexual se sabe hombre o mujer, pero le gustan las personas de su mismo sexo. El homosexual hombre se siente hombre y le gustan los hombres; la homosexual mujer se siente mujer y le gustan las mujeres. Así como el heterosexual hombre se siente hombre y le gustan las mujeres y la heterosexual mujer se siente mujer y le gustan los hombres. Nada más que eso. No existe ninguna diferencia entre una persona heterosexual, bisexual u homosexual, salvo respecto del "centro del deseo sexual". Sin embargo, en un número constante de personas de uno u otro sexo, que los científicos estiman entre 1/40.000 y 1/100.000 en todas las civilizaciones y países, nos encontramos frente a una incongruencia entre el género autoperceptivo y el sexo aparente. Es decir, frente a personas con sexo femenino que se autoperciben como pertenecientes al masculino y viceversa. Es a esto lo que se llama científicamente TIG, en caso de que no exista anomalía cromosómica u otra condición física. Pero este sentimiento puede existir también en los supuestos de intersexualidad, como "disforia asociada a intersexualidad" en casos tales como insensibilidad a los andrógenos, síndrome de Turner y otros casos similares. Así, una persona con cromosomas XY (varón cromosómicamente hablando) e insensibilidad a los andrógenos tendrá órganos sexuales femeninos aparentes y eventualmente podrá identificarse con ese género; pero puede también sentirse identificada con su sexo cromosómico. En ese caso, habrá que hacer una reasignación de género similar a la que ocurre en el caso de un TIG. ¿Sabían ustedes que el TIG es una condición médicamente reconocida entre otras por la Organización Mundial de la Salud, porque su presencia genera perturbaciones graves en las áreas afectiva, laboral y social de las personas y su superación requiere de la participación de un equipo multidisciplinario conformado por psiquiatras, psicólogos, endocrinólogos y cirujanos, para guiar a la persona en la superación del conflicto a través del único tratamiento conocido: la reasignación del cuerpo en el género autoperceptivo? Es decir: logrando la coherencia entre mente y cuerpo. Como la mente no se puede cambiar, se ajusta el cuerpo para lograr la congruencia en la identidad. ¿Y que los estudios realizados en Holanda demuestran que las personas que han sufrido de un TIG, luego de reasignadas social, física y legalmente tienen una preferencia sexual heterosexual, bisexual u homosexual en porcentajes significativamente similar a la de la población que no ha tenido ese síndrome? Esto es, que a una persona con TIG mujer a hombre, le gustarán las mujeres, los hombres o ambos en un porcentaje igual que a los hombres genéticos y que a una persona con TIG hombre a mujer, le gustarán los hombres, las mujeres o ambos en una proporción similar que a las mujeres genéticas. Seguramente no lo sabían, como lo puedo notar claramente de ciertos párrafos del texto sobre los amores conocidos de Esdras. ¿Complicado verdad? Pues eso es lo mínimo que han debido saber ustedes para poder hablar de Esdras sin zaherirla despreciativamente en un supuesto "homenaje". Pero hay más. ¿ Sabían ustedes que originalmente esta condición se llamó Transexualismo (Harry Benjamin, 1958), pero desde el punto de vista de la psiquiatría reciente, la terminología que se ha impuesto actualmente es la de TIG y su caracterización y protocolo de tratamiento fue incorporado por primera vez en el Manual de Enfermedades Mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM) de los Estados Unidos, en su versión III de 1968, revisado en 1973 (DSM III-R), y (II) posteriormente modificado, de forma sustancial, en el DSM IV, en su versión 2001 (DSM IV-R)? ¿Y que por su parte, la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (CIE-10) también reconoce el TIG como una condición médica que afecta la salud, y describe sus caracteres y tratamiento? ¿Sabían ustedes que las personas que sufren de este trastorno nacen con él, y como el GÉNERO CONSTITUYE UNO DE LOS ELEMENTOS INMUTABLES DEL NÚCLEO DE LA PERSONALIDAD -Y TODOS LOS TRATAMIENTOS PSIQUIÁTRICOS Y PSICOANALÍTICOS PARA TRATAR DE MODIFICAR ESTE NÚCLEO DE LA PERSONALIDAD SON TOTALMENTE INEFICACES- DEBEN RECORRER UN CAMINO ARDUO, DIFÍCIL Y SUMAMENTE DURO PARA LOGRAR LA CONGRUENCIA ENTRE SU CUERPO Y SU IDENTIDAD DE GÉNERO, MODIFICANDO LO ÚNICO QUE PUEDE SER MODIFICADO: EL CUERPO? ¿Y que, para ello, asumen con entereza y estoicismo los enormes costos y pérdidas psicológicas, emocionales, sociales, económicas, laborales, familiares y de amistades, que, si no fuera un asunto de "vida o muerte" para obtener el bienestar psicológico, nadie estaría dispuesto a asumir? Esdras lo hizo, y reconocerlo hubiese sido el homenaje apropiado. ¿Qué tal le parecería a ustedes sentirse, como se dice usualmente con una fórmula banal "atrapados en un cuerpo equivocado"? Independientemente de un TIG ¿Cómo se sentirían si en lugar de tratarlos de hombre, como ustedes se saben y sienten, las tratase con el género femenino y un nombre de mujer? Seguramente se ofenderían. Pues lo mismo acontecía con Esdras. Y, como dije arriba, Esdras no pedía que nadie la entendiese, pero no permitía que nadie la vejase. Y ustedes la vejaron vilmente después de muerta. ¿Sabían ustedes que develar el sexo de origen de una persona que ha sido reasignada constituye un delito en la Ley inglesa sobre el tema de 2004? ¿Sabían ustedes que el mismo tratamiento delictivo se le da en las leyes de casi todas los territorios de Australia, las provincias de Canadá, y en Suecia? ¿Sabían ustedes que en España, según el Reglamento de estado civil está prohibido a los registradores dar datos sobre la reasignación de género de una persona sin autorización judicial emitida por justa causa y que el proyecto de Ley de Identidad de Género español contempla sanciones para las personas que discriminen a las personas reasignadas? Pero más allá, hablando desde un punto meramente humano, me pregunto, ¿Estarían ustedes dispuesto a apostarlo todo (trabajo, familia, profesión, estabilidad) por lograr una vida plena superando sus propios conflictos y dilemas personales para lograr la coherencia, o se contentarían con una vida de perpetua infelicidad, mediocridad y frustración? ¿Y, una vez superados sus conflictos, cualesquiera que sean (toda persona los tiene de cualquier tipo, y generalmente los acallan para morir en la más completa frustración por no haber vivido a plenitud) y lograda la coherencia, cómo se sentirían si lo atacasen bajamente por eso que lograron superar? ¿Cómo se sentirían si les hubiese tocado el "numerito de la lotería" de sufrir de un TIG, y luego de la transición les desconociesen su identidad ya cohesionada e insistiesen en tratarla como los hombres que nunca sintieron que fuesen? ¿Me siguen? ¿Me explico? ¿Sabían ustedes que para la persona que sufre el TIG esta coherencia entre mente y cuerpo es la única forma de resolver el conflicto, no importando para ello los costos psicológicos, sociales o económicos que deba soportar? ¿Sabían ustedes que resulta profundamente "machista" y "transfóbico" el pretender "reivindicar" la masculinidad de Esdras y hacer ver su decisión como un acto de "hombría"? ¿Si el caso de Esdras hubiese sido a la inversa, de mujer a hombre, sería un acto de "feminidad"? ¿O todavía de "hombría"? Cuando ustedes comienzan el artículo diciendo: "Esdras Parra tenía tantos cojones que cuando le dio la gana de quitárselos para convertirse en mujer, lo hizo", ¡Puahhhh! ¡Apesta a machismo de la peor calaña! Para su información: nadie se convierte en lo que no es por más esfuerzos que haga. Y peor, nadie puede llegar a ser lo que no es, por más esfuerzos que haga. La sabiduría popular ya lo dice: "la mona aunque se vista de seda..." Y Esdras fue siempre la mujer que llegó a ser luego de superar su TIG. Es más, para que lo sepan, ni siquiera un acto de valentía, como pretenden mostrarlo. Es en cambio un acto de profundo amor a la vida. Porque lo contrario es morir. A veces físicamente (suicidio), generalmente espiritualmente a través de una "muerte en vida". Esdras lo dijo, ("Este sueño secreto",1995), sólo que pocos fueron capaces de entenderlo: Ya no sueñas pero la tierra sube hasta tu llama la tierra bendecida por el fuego sacudida por la furia de sus raíces abierta en su rigor la tierra en su tensión extrema con las manos destrozadas cada pliegue un motivo para el hastío la condición de las edades que dominan su cansancio vive en su costado derecho y crea huecos donde persiste el rumor las aguas que le comunican su condena y ese cuarto que rueda hacia las tinieblas al acecho desde montes y cañadas es tu casa en la noche final. ¿Sabían ustedes que el camino de esta coherencia es uno de los más duros que pueda presentársele a un ser humano? Está plagado de grandes dolores y pérdidas materiales, familiares y morales. De incomprensiones, violencia, discriminaciones, exclusiones, marginaciones, rechazos, recriminaciones y pérdidas, tanto familiares como de amistades. El rechazo social y la marginación económica, con todas las secuelas que ello implica, será la regla, incluyendo la discriminación en el trabajo que obliga, en casi todas las ocasiones, a desertar de la educación formal y a desempeñar labores de trabajo sexual como única forma de tener un ingreso. En este sentido se ha señalado que, aún en aquellos países en los que el TIG ha sido reconocido legalmente hace tiempo, el nivel educativo es relativamente bajo. Así, por ejemplo, en Suecia, sólo el 9% de los hombres y el 13% de las mujeres que solicitan la reasignación legal, han alcanzado estudios universitarios [Véase, GÓMEZ GIL, NOGUÉS, PERPIÑÁ y DE PABLO RABASSÓ, Trastorno de la Identidad Sexual: Aspectos epidemiológicos, sociodemográficos, psiquiátricos y evolutivos, en Cuadernos de Medicina Psicosomática y Psiquiatría de Enlace, citando a Landén y cols, 1998, p. 78]. Afortunadamente, el conocimiento progresivo de la condición ha llevado a que estas cifras vayan revirtiéndose poco a poco, como señalaré luego. ¿Sabían ustedes que la magnitud de estas pérdidas, y en muchísimas ocasiones, la existencia de barreras familiares, sociales o culturales, hace que las personas que sufren de un TIG, busquen tratar de integrarse socialmente en el rol social del sexo biológico? ¿Qué de extraño entonces que Esdras lo tratase también de hacer, especialmente tomando en cuenta la época y el lugar donde le tocó vivir? Y es que esta condición genera un gran sentimiento de culpa: ¿Por qué siento así? ¿Qué será de mí si asumo mi condición? A veces se logra "representar el papel" en el sexo de origen durante un período más o menos largo de su vida, al costo de una profunda insatisfacción y frustración. Eso es especialmente cierto para las personas que sufrían de esta condición en tiempos en los que apenas se comenzaba a describir y en los países subdesarrollados. Pero acontece inclusive en los países desarrollados. Así, estos mismos autores señalan que un estudio sueco demuestra que el 23% de los hombres habían contraído matrimonio y el 18% habían tenido hijos antes de su reasignación sexual, y este porcentaje es del 6% en el caso de las mujeres [GÓMEZ GIL y otros, art.cit., p. 78]. Sin embargo esta incongruencia es causante de una tremenda infelicidad, de un profundo sentimiento de negación del ser, y puede, a menudo, derivar en intentos de suicidio, drogadicciones o alcoholismo. En todo caso, mientras la persona no haya asumido los pasos positivos para lograr la congruencia, generalmente tendrá enormes dificultades para relacionarse con otras personas adecuadamente [Véase los autores citados, p. 78]. La evidencia científica demuestra que las personas que sufren de un TIG, en cualquier momento de su existencia ¾y especialmente en épocas de crisis individual o personal¾ dejarán caer la máscara y se enfrentarán a las barreras sociales, económicas y familiares, asumiendo los costos enormes que ello implica. Debido a esta razón, los médicos en el mundo entero están hoy contestes en que, una vez diagnosticada la condición, se debería comenzar la reasignación física lo antes posible, con la finalidad de permitirle a la persona integrarse socialmente en su rol desde muy temprana edad. ¿Sabían ustedes por ejemplo que hoy en día se está procediendo a reasignaciones a edades tan tempranas como 6 ó 7 años? Porque es un asunto de dignidad humana, y de evitar sufrimientos y discriminaciones posteriores, en un asunto en el que sólo la persona puede decidir sin intervención de nadie más, como lo ha dicho la Corte Constitucional colombiana en varios casos de intersexualidad o de ablación de genitales en los que los padres han pretendido una reasignación sin contar con la opinión del hijo. En esos casos se ha decidido que sólo el menor, cuando tenga suficiente madurez, puede tomar una decisión sobre este tema. (v., especialmente la Sentencia No. T-477/95 http://derecho.udea.edu.co/legyjur/cortcons/1995/T-477-95.DOC ). Dice textualmente esta sentencia: NO es posible la "readecuación de sexo," sin la autorización directa del paciente, por las siguientes razones: Los niños no son propiedad de nadie: ni son propiedad de sus padres, ni son propiedad de la sociedad. Su vida y su libertad son de su exclusiva autonomía. Desde que la persona nace está en libertad y la imposibilidad física de ejercitar su libre albedrío no sacrifica aquélla. La tragedia del niño a quien un perro o alguien le cercenó sus genitales externos acerca y no aleja la libertad y el consentimiento. La condición en la cual quedó el menor no destruye sino por el contrario hace más fuerte "la presencia en mi" (frase de Mounier) porque en el fondo de cada existencia hay un núcleo inaccesible para los demás y el sexo forma parte de ese núcleo o cualidad primaria o esencia. El sexo constituye un elemento inmodificable de la IDENTIDAD de determinada persona y sólo ella, con pleno conocimiento y debidamente informada puede consentir en una readecuación de sexo y aún de "género" (como dicen los médicos) porque el hombre no puede ser juguete de experimentos despersonalizados ni tampoco puede su identidad ser desfigurada para que el contorno dentro del cual vive se haga a la idea del "género" que unos médicos determinan con la disculpa de que era lo "menos malo". En la identidad de las personas no cabe determinismo extraño. Si cupiera, habría que concluir que el infante que nació varón y a quien la decisión paternalista de un grupo médico lo ubica en la sociedad como mujer, tendría necesariamente que convertirse en un ser sumiso y cobarde frente a lo que otros decidieron y tendría que permanecer en el reposo que le señaló una conceptualidad científica extraña y ello desvirtuaría el libre desarrollo de la personalidad que en este aspecto sólo él puede señalarse y por consiguiente cualquier autorización escrita de los padres no es más que un simple juego de palabras. En conclusión, los padres no pueden permitir que se altere la IDENTIDAD (EN LO SEXUAL) DE SU HIJO. Y los médicos no podían basarse en esa autorización paterna para hacer el tratamiento.(...) La significación del derecho a la identidad, contiene una idea de persona como portadora de derechos subjetivos, la cual y en virtud de elementos inherentes a su naturaleza, requiere su eficaz protección. De otra parte se establece que: "La condición de persona es la calidad que distingue al hombre de todos los demás seres vivientes". Tal significado, comporta la concepción de persona en un sentido amplio, dirigido al ámbito que resalte la dignidad de la persona humana. Son todos estos derechos asignados a la persona humana, algo propio en razón de su naturaleza. El derecho a la identidad, en su estrecha relación con la autonomía, identifica a la persona como un ser que se autodetermina, se autoposee, se autogobierna, es decir es dueña de sí y de sus actos. Solo es libre quien puede autodeterminarse en torno al bien porque tiene la capacidad de entrar en sí mismo, de ser consciente en grado sumo de su anterioridad, de sentirse en su propia intimidad. La persona humana es dueña de si misma y de su entorno. El derecho a la identidad personal es un derecho de significación amplia, que engloba otros derechos. El derecho a la identidad supone un conjunto de atributos, de calidades, tanto de carácter biológico, como los referidos a la personalidad que permiten precisamente la individualización de un sujeto en sociedad. Atributos que facilitan decir que cada uno es el que es y no otro. El derecho a la identidad, en cuanto determina al ser como una individualidad, comporta un significado de Dignidad humana y en esa medida es un derecho a la Libertad; tal reconocimiento permite la posibilidad de desarrollar su vida, de obtener su realización, es decir, el libre desarrollo de su personalidad. ¿Se imagina cuántos sufrimientos, exclusiones y agresiones se pueden evitar de esta forma? ¿Por qué se produce un TIG? La respuesta es quizás de lo menos relevante de saber. Pero tal vez, por su celo de conocimiento científico, les interese que le diga algo al respecto. Como ustedes saben, la ciencia moderna tiene innumerables limitaciones, en lo que se trata de determinar el origen de la gran mayoría de las enfermedades y condiciones humanas. Así, cuando observamos la literatura médica que trata de determinar las causas de casi totalidad de las enfermedades y condiciones físicas o mentales ¾desde las más comunes, como la migraña, hasta las más tenaces, como el SIDA, el cáncer o el mal de Parkinson¾ encontramos que no se conoce aún a ciencia cierta cuál es la etiología de esos trastorno. Pues, ¿por qué debería ser distinto con el TIG?: No se sabe a ciencia cierta cuál es su origen. Existen básicamente dos teorías al respecto, la psicológica, hoy casi superada, y la biológica, a la cual los estudios científicos más recientes le dan preponderancia. Esto llevaría a concluir que estamos, como en muchos otros casos, frente a un problema biológico con derivaciones psicológicas. Sin embargo, debo decirles que los estudios más recientes [V.,http://www.gires.org.uk/Text_Assets/EtiologyDefinition.pdf; http://www.eje.org/eje/145/0365/eje1450365.htm ; http://jcem.endojournals.org/cgi/content/full/85/5/2034] han llegado a conclusiones que parecen confirmar el origen biológico y somático del trastorno: El tamaño y características de porciones determinantes del cerebro de una persona con TIG varón a hembra son sensiblemente idénticos a las del cerebro de una persona del sexo hembra; en tanto que el tamaño y características del cerebro de una persona con TIG hembra a varón son sensiblemente idénticos a los del cerebro de una persona del sexo varón. Tales estudios del cerebro de personas con TIG de hombre a mujer (como es el caso de Esdras) demostraron que el núcleo basal de la estría terminal (BST-c) era significativamente más pequeño que el de hombres hetero u homosexuales, pero, en el caso de las personas con TIG de hombre a mujer, era similar al de la mujer biológica; y en el caso de las personas con igual condición pero de mujer a hombre, era similar al del hombre biológico. Estos resultados no se ven alterados por razones hormonales, ya que se estudiaron cerebros de personas que habían estado por largos años desprovistas de hormonas correspondientes a su sexo gonadal. Estos estudios llevan a proponer, como hipótesis científica predominante en la actualidad, que en tales casos existe una reversión cerebral debida a factores hormonales presentes en las etapas tempranas de formación del embrión. Es decir, que el cerebro de Esdras siempre tuvo las características de un cerebro femenino, insertado en un cuerpo errado. Por ende, sólo tuvo que aceptar su realidad y asumirla para cohesionar lo inmutable con lo maleable. Y tuvo el coraje de hacerlo. ¿Sabían ustedes que como condición que afecta a la salud debidamente reconocida internacionalmente por los organismos de salud internacionales (y con un tratamiento cubierto por la seguridad social en muchos países desarrollados: Canadá, Francia, Alemania, Holanda, Suecia, Australia, Suiza, entre otros) se ha establecido un Protocolo Médico de Tratamiento, con la finalidad de realizar lo único que, hasta este momento, se considera posible hacer: adaptar el cuerpo a la mente, ya que lo contrario ha resultado infructuoso. [ http://www.hbigda.org/soc.html ]? Esta transición para lograr la coherencia, pasa por lo siguiente: a) Asumir completamente, en todos los campos en que la situación legal se lo permite, el rol social femenino o masculino, según se trate (nombre, gestos, vestido de mujer), durante al menos doce meses de evaluación. b) Llevar a cabo un tratamiento hormonal bajo supervisión de un endocrinólogo por referencia del médico psiquiatra, por al menos el mismo tiempo de doce meses. c) Evaluación y seguimiento psiquiátrico, para descartar cualquier otro tipo de trastorno psicológico o psiquiátrico. d) Evaluación neurológica, para descartar cualquier tipo de trastorno cerebral. e) Evaluación genética, para descartar la existencia de una intersexualidad física. f) Evaluación psicológica general, para descartar cualquier alteración en este campo. g) Evaluación sexológica, para diagnosticar, de forma definitiva, el Trastorno de Identidad de Género, y su carácter irreversible y grave, y para determinar si la persona está lista para la reasignación física por medio de la operación quirúrgica de adecuación. h) Realización de la reasignación física, por medio de la operación quirúrgica de adecuación genital, que consiste, en el caso del Trastorno de Identidad de Género de varón a mujer, la esterilización definitiva, la extirpación de los órganos genitales masculinos, y la creación plástica con la piel resultante, de los órganos sexuales femeninos, incluyendo labios mayores y menores, vulva y vagina, y en el Trastorno de Identidad de Género de mujer a varón, la esterilización definitiva, la extirpación de los órganos sexuales femeninos, la vasectomía bilateral, y eventualmente, la creación de un pene, o penectomía. i) Obtención de la reasignación legal, por medio de las acciones legales del caso para el reconocimiento de la condición femenina o masculina, según sea el caso, y la modificación del sexo y el nombre, de los papeles de identidad, y de los demás registros atinentes a la persona, incluyendo estudios, títulos profesionales, registros de bienes, registros tributarios, bancarios, etc., con la finalidad de proteger tanto la intimidad de las personas, como la coherencia registral en protección de los terceros. Esta condición altamente minoritaria (extrapolando las estimaciones de prevalencia al caso venezolano debemos llegar a la conclusión de que esta condición debería afectar, en el peor de los casos, a menos de 800 personas de ambos sexos en el país), aunada a los rechazos, agresiones y dificultades prácticas, puede llevar a las personas por las sendas de la exclusión social, económica y familiar. Y no pocas de estas personas caen en los fosos de oficios marginales en los que la sociedad las empuja, y por la cual les recrimina. En suma, estamos frente a una sociedad hipócrita que, por una parte empuja a las personas con TIG hacia la prostitución, el sexo u oficios marginales, y por la otra, goza morbosamente recriminando por esa condición marginal Por eso aquellas personas, para lograr su integración, buscan a veces separarse de sus ciudades o países de origen; o eventualmente guardar una gran reserva sobre su pasado. No se trata de una negación, sino de una típica medida de conservación. Finalmente, les hago saber que existen personas a quienes les "salió el numerito" de la lotería y que han sufrido un TIG, que lo han superado a través de la coherencia y se encuentran plenamente integradas en todas las categorías sociales, como Esdras lo había logrado hasta que ustedes se encargaron de publicar este artículo. Estas personas tienen las más diversas profesiones y calificaciones. Desde la educación básica hasta doctorados y PHD. Hay músicos, periodistas, historiadores, políticos, ingenieros, profesores universitarios, abogados, pilotos de avión, deportistas profesionales, en fin, representan la diversidad de la vida y sobre todo, el coraje de haber sabido convertir una condición personal aparentemente desfavorable en una oportunidad de crecimiento y de desarrollo, superando así las barreras y categorías que la sociedad pretende imponerles, de las cuales sus artículos, y particularmente el Editorial, son la muestra más conspicua. [V., http://ai.eecs.umich.edu/people/conway/TSsuccesses/TSsuccesses-Spanish.html y http://ai.eecs.umich.edu/people/conway/TSsuccesses/TransMen-Spanish.html ]. ¿Pueden ustedes entender ahora a Esdras? ¿Pueden entender la magnitud del agravio que se le ha hecho? Ruego a Dios que lo hayan entendido. Si fuese así, habrán comprendido el siguiente poema de Esdras de "Este sueño secreto" (1995), y podrán reivindicarse y rendirle un verdadero homenaje donde traten de deshacer el mal inferido: Lo que has percibido por la herradura del corazón es un fragmento de tu secreto un trozo de muro agotado al rojo vivo apoyado junto a tu cabeza bruscamente ilegible sostenido por la tierra por la plegaria de la tierra en su accidentada fragilidad como una mirada continua enredada en tus miembros en el simple horror de la pulpa escrito en el extremo de tu respiración. Queda ante mis ojos la última imagen que tuve de Esdras en vida. Estaba yo haciéndome las uñas en el Centro Plaza, y ella pasó caminando frente a la peluquería. Fue un par de meses antes de su muerte. Yo la vi a lo lejos, traté de llamar su atención, pero no me vio: ensimismada como andaba siempre al caminar. La miré hasta que se perdió detrás de la escalera mecánica, su cabello blanco fue lo último que desapareció de mi vista. Y ese es el último recuerdo en vida que tengo de ella. Pero queda aquí, en su obra, en su presencia, en su integridad. Esdras, la mujer, la autora, la promotora de cultura, la poetisa, la cuentista, la articulista, la traductora, la amiga, la estudiosa, la mordaz, la pintora, la dibujante, la filósofa que bajó del frío, la eterna caminante, la tímida, la mujer que luchó por su coherencia e identidad hasta lograrla, la amante del cine y el teatro, la mujer que nunca fue hombre (o, tal vez, la mujer que supo ser hombre), la mujer que amó ser mujer (o, tal vez, el hombre que aceptó que era mujer), la sombra y luz de Los Palos Grandes, la mujer que nunca renegó su pasado, la mujer que nunca pidió que la entendieran pero nunca permitió que la ofendieran, merece un homenaje que la trate con el respeto y admiración que todo ser humano se merece. No un panfleto amarillista, vejatorio y transfóbico. Por ella, por esa mujer que fue y sigue siendo, y por ese hombre que fue pero nunca fue, pero por sobre todo, por ese ser humano extraordinario que nunca solicitó la comprensión ni pidió que se le entendiera, pero nunca permitió que la ofendieran, les reclamo desde el fondo de mi alma que la hayan irrespetado y ofendido. Y sí, solicito que reivindiquen su recuerdo a través de un verdadero homenaje a su obra, su coraje y su integridad. Ese homenaje que "AUN NO" se le ha hecho y que tal vez, al menos en su revista, no se le haga jamás. Con todo el respeto que ustedes no supieron tener frente a la memoria de Esdras, quedo de ustedes. Atentamente, Tamara Adrian |