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No debemos olvidar como fue que todo empezó. Nuestro pasado es tan importante como nuestro presente o futuro. El pasado nos ayuda a saber porque estamos donde estamos, de donde venimos y no ayuda a visualiza hacia donde nos dirigimos. A fines del siglo XV existían en América culturas en diverso grado de desarrollo como testimonian la arqueología y la antropología. Las más rudimentarias habitaban las llanuras patagónicas en tanto que las más adelantadas se encontraban en Perú y México. A pesar que los lingüistas han agrupado alrededor de veintitrés lenguas diferentes anteriores a la llegada de Colón, sólo tres correspondieron a grupos étnicos de gran desarrollo socio - político y cultural: la azteca o náhuatl, que ocupaba el centro y sur de México actual; la maya – quiché, que se extendía por parte de México, Guatemala, Honduras y El Salvador; y la inca o quechua, que correspondía los territorios de Perú, Ecuador, Bolivia y parte de la República Argentina. Es necesario recordar como fue introducida a nuestro territorio indígena la cultura hispana y por lo tanto su literatura. Esto no es para decir que fue malo que esto hubiera pasado, lo que nos importa ahora es que paso y lo que estamos viviendo y leyendo ahora es parte de todo lo que aconteció en aquel entonces. Debido a aquella invasión y muerte de tantos nativos indígenas, nos quedo de herencia esta nuestra literatura española. ¿Cómo no alegrarnos de todo este bagaje que gracias a nuestra ahora lengua putativa materna poseemos? Cómo no alegrarnos de poder leer una obra de cervantes con ese lenguaje cómico y a la vez de reyes. 1Así, en el nivel fónico, Miguel De Cervantes producía un aflojamiento en la pronunciación de los grupos consonánticos cultos procedentes del latín, por ejemplo: decía correción por corrección, juridición por jurisdicción, aflición por aflicción, efeto por efecto, retor por rector, solenes por solemnes, aceto por acepto, exceto por excepto, perfeta, por perfecta. Por otro lado la x es un fonema culto latino, que nunca se ha pronunciado en español plenamente como [ks], sino que su pronunciación se afloja es [s] en la época de Cervantes, por lo que se mantiene la grafía s en palabras con x estraña, estremado. Sin embargo, en la lengua escrita, también se producía lo contrario, podían escribir con grupos cultos consonantes que ahora se han reducido, por lo que ahora se mantiene la grafía de los pocos casos en que esto se produce: asumpto por asunto. En la actualidad el artículo la se cambia por el delante de un nombre femenino que empiece por a tónica (el hacha afilada, el aula tercera); en la época de Cervantes este fenómeno ocurría incluso delante de a átona: el ayuda, el albarda. Se producían también vacilaciones en las vocales átonas de una palabra que cambiaban de timbre: recebido, invidia, metad, mesmo, por recibido, envidia, mitad, mismo. Oílle por oírle, y comunicallo, dalle, honralle, festejalle, regocijalle, son otros ejemplos del lenguaje que utilizo Miguel de Cervantes en su obra. A veces el autor empleaba también la paragoge o e paragógica, como arcaísmo, por ejemplo: felice por feliz. Que tal si viajamos un poco en el tiempo y nos encontramos en el periodo del romanticismo con José de Espronceda un gran poeta español quien estuvo en la cárcel en varias ocasiones por seguir su ideal y su pensamiento político. 2Sus poesías se ocupan de diferentes temas, tanto es así que pueden clasificarse según sean personales o eróticas, patrióticas o revolucionarias. Si bien en un principio se inició como neoclásico, con el poema "El Pelayo", pronto optó por el Romanticismo, bajo la influencia de Byron y Victor Hugo; sin embargo, la condesa de Pardo Bazán considera que mucho de la formación clásica subyace en la breve obra de Espronceda. Dentro de su obra lírica, es importante resaltar el tratamiento que da al tema de la sociedad. Como no podía ser de otra manera, sus escritos encierran el enjuiciamiento de lo establecido, de las pautas con las que, nunca estuvo de acuerdo. Dos creaciones evidencian esta posición ante su época; nos referimos a la "Canción del pirata" y "El mendigo", inspiradas -dice Narciso Alonso Cortés- en las obras de Berenguer. El pirata y el mendigo, como personajes, no parecen tener mucho en común a primera vista, pero pronto advertiremos que no es así. La "Canción del pirata" muestra a un hombre que ha huido voluntariamente de la sociedad y ya no reconoce límites ni posesiones. A bordo del bergantín que ha denominado significativamente "Temido", su felicidad es inmensa; el mundo le pertenece: "Asia a un lado, al otro Europa/ y allá en su frente Stambul". |
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