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DE NUEVO CON SALUDLuis Noé Ochoa Porque este delito es un atentado contra el DIH y la libertad de expresión, y porque Hernández-Mora es una abanderada en su contra, el repudio ha sido general. Hoy hace ocho días, la querida periodista Salud Henández-Mora, columnista de El Tiempo y corresponsal del diario El Mundo de Madrid, estaba en El Tarra (Norte de Santander) cumpliendo su misión periodística, como tantas veces lo ha hecho. Ella es una innata y aguerrida reportera de a pie, acostumbrada a recorrer el país, jugándosela, para escribir con rigor; viendo los hechos, hablando con la gente, confrontando las fuentes, preguntando aquí y allá. Desde el sábado, cuando se la llevaron contra su voluntad, la esperábamos minuto a minuto. Por suerte, este viernes se conoció la noticia de su liberación. Según había dicho el Ministro de Defensa este jueves, “con certeza” estaba en manos del Eln, paradójicamente el Ejército de ‘Liberación’, que no libera. Y mudos, porque callaron. Nicolás Rodríguez Bautista, jefe de esa agrupación, debió saber que se equivocaron de medio a medio. No solo al llevársela a ella, sino a los otros periodistas de RCN, Diego D’Pablos y Carlos Melo, por suerte ya también en sus hogares. Además, porque este delito es un atentado contra el Derecho Internacional Humanitario y la libertad de expresión, y porque Hernández-Mora es una abanderada en su contra, que se ha ganado el respeto de muchos y la gratitud de las víctimas. Por eso, señores del Eln, y porque este país está hasta la náusea con el secuestro, el repudio ha sido general, a todo nivel social y sin miramiento de posiciones políticas. Ella ha sido crítica de las Farc, de los narcos, de los ‘paras’, de los corruptos; ha defendido a los menores y a las mujeres víctimas de abuso sexual, al pueblo, al que se supone defienden los ‘elenos’. ¿Entonces? ¿Eso es delito? A menos que los guerrilleros no acepten la crítica ni el debate; a menos que sigan creyendo que el secuestro humano es algo tan normal como hacer mercado. Entonces tendrían llevarse a medio país p’al monte. Pero les tocaría esconderse como comadrejas asustadas, porque el secuestro es innegociable en una mesa de diálogo y la sociedad ya exige al Gobierno que los acaben por la fuerza. Ya vieron cómo esta semana en El Tarra los soldados arriaron su bandera, que tenían hace tres meses en una antena gigante. Y aquí por todos lados les han arriado la madre. En resumen, solo lograron más rechazo. Con el secuestro de los periodistas, los ‘elenos’ le habían puesto cadenas al proceso de paz. El Gobierno no puede dialogar bajo ese chantaje, sean comunicadores, empresarios o campesinos los raptados. Y seguramente se dieron cuenta. Ahora no olvidemos a los demás que tienen en su poder. Pero este hecho debe servir para que el país ponga los ojos en el Catatumbo. Que se ha llenado de coca. Se habla de más de 10.000 hectáreas sembradas, que vienen en aumento, de donde se lucran ‘elenos’, Farc, Epl, bandas criminales, y donde los campesinos no tienen otra opción. Allá tiene que llegar el Estado, con vías, con salud. Bueno, Salud sí va. Con educación, porque es una de las zonas donde los maestros no pueden trabajar, no hay garantías. En El Tarra no se sabe qué es un restaurante escolar. Hay que hacer sustitución de cultivos real, con garantías de producción y mercadeo, sin intermediarios, que son los que le dicen al campesino no Catatumbo, sino ‘que te tumbo’. Bienvenida, Salud. Sé que no descansará. Usted es indomable. Ya estará pensando en el próximo viaje. Pero al menos hoy repose y vea el partido entre su Real Madrid y el Atlético. Y que James haga gol. CONFIDENCIALESJUAN PAZ Censurado en el gobierno de Juan Manuel Santos CAMBIO Censurada en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez SEMANA CONFIDENCIALES Con trancones noEl tratamiento que Germán Vargas se está haciendo en Miami es un procedimiento de radioterapia preventiva para evitar que el tumor vuelva a crecer. Lo curioso es que los médicos le presentaron al vicepresidente dos opciones: un minuto diario de radioterapia de lunes a viernes en una clínica del norte de Bogotá durante seis semanas o cinco días de sesiones de media hora diaria en un hospital en Miami. Como la residencia del vicepresidente queda en el centro de Bogotá, Vargas calculó que el minuto diario de tratamiento iba a requerir hora y media de desplazamiento todos los días por el tráfico. Él no tiene paciencia para eso y prefirió la fórmula de una semana en Miami. |